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Plántale cara a la primavera
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Plántale cara a la primavera
A partir del 20 de abril en muchas Comunidades Autónomas el uso de la mascarilla ha dejado de ser obligatorio. Después de casi dos años en los que los protectores faciales han sido nuestros mejores aliados para prevenir la propagación de la COVID 19, y, pese que a muchas personas les costó incorporarlas en su vida diaria, la gran mayoría nos hemos acostumbrado a ella y su retirada puede ser para algunos más difícil que para otros, produciéndose lo que algunos psicólogos han llamado el “Síndrome de la Cara Vacía”.

El Síndrome de la Cara Vacía no es un trastorno ni una enfermedad mental, sino cierto malestar psicológico asociado a la retirada del protector facial cuando estamos con otras personas. La razón de que algunas personas sientan este malestar ante el hecho de dejar de usar mascarilla tiene que ver con el tiempo que todos los seres humanos necesitamos para adaptarnos a las circunstancias, es decir, que tienen que ver con los hábitos y la costumbre, y no revisten mayor gravedad.

Somos animales de costumbres. Por eso, al haber llevado mascarilla todos los días a lo largo de casi dos años, muchas personas pueden sentirse más incómodas, expuestas o ‘desnudas’ cuando se la quitan. Es un malestar normal, más conectado al sentimiento de desnudez, vulnerabilidad y fragilidad, que un miedo real al contagio. Es un cambio, y todos los cambios son incómodos al principio.

Pero si el malestar psicológico no desaparece al cabo de unos cuantos días, puede ser una señal de que detrás de ese síndrome hay un problema más serio que se está enmascarando. Si nuestra preocupación es desmedida, obsesiva, repetitiva y afecta a nuestra vida cotidiana, es recomendable recurrir a un psicólogo que nos ayudará a hacer exposiciones progresivas a esas situaciones con técnicas de relajación que nos ayuden a sentirnos cómodos sin mascarilla hasta llegar a la normalidad.