En función de la incidencia del virus y del peligro de contagio, las autoridades han ido ajustando las medidas a seguir. Y aunque por recomendación de los expertos ya no es obligatorio el uso de la mascarilla en exteriores, hay una gran parte de la población con secuelas psicológicas y no se atreven a quitarse la mascarilla.

A este problema se le ha dado el nombre de “El Síndrome de la Cara Vacía”. Los síntomas van desde la sudoración, palpitaciones, salivación o sequedad de boca, sensación de tener un nudo en el estómago, mareos y dolor de cabeza, sensación de calor o de frío, tensión muscular, palidez o temblores.

Y todos estos síntomas son producto de unos miedos que pueden ser más una creación de nuestra mente que un riesgo real de contagio. Si sientes que el síndrome de la cara vacía está afectando a tu salud mental no dudes en pedir ayuda psicoemocional para armarte de las herramientas necesarias que te ayuden a afrontarlo.