Tu momento de tranquilidad
¿Empatía? 
No basta con ser empático
Cuídate por dentro
¿Empatía?
No basta con ser empático
Desde hace unos años hay un término que se repite reiteradamente y que tiene un gran prestigio, ¡Empatía!: ¡hay que ser empáticos! Siempre hay que ponerse en el lugar del otro; incluso en la piel del otro. Se nos requiere que seamos empáticos y solidarios, generosos. Casi se nos exige y, sin embargo, la relación con los demás es a través de pantallas y no nos despegamos del móvil; vivimos absortos, incomunicados; en situación de aislamiento. Cosas del contradictorio vivir.

Desde hace años hay un término que parece estar de moda: la empatía, “hay que ser empáticos, solidarios y generosos”. Siempre hay que ponerse en la piel del otro. Casi se nos exige y, sin embargo, la relación con los demás es cada vez más a través de pantallas y no nos despegamos del móvil. Pura contradicción.

La Empatía nos lleva a interesarnos por el otro siendo sensibles al daño, sufrimiento y alegría que otra persona experimenta. Esto implica ayuda y alivio, aunque sólo se trate de presencia y escucha. Interesarte, escuchar y comprender es ayudar.

La empatía ideal consiste en captar al otro sin fusionarse, estando cerca, pero sin ser uno con él. Pero esto, que parece sencillo, no lo es.

Sin embargo, no deberíamos hacer de la Empatía un Ideal ya que no siempre es posible y no siempre es beneficiosa. A veces es una herramienta para la mente que simplemente simula empatía para utilizar a las personas. Otras veces puede ser una manera engañosa de animarte: hacer algo por alguien puede hacerte sentir fuerte y poderoso. Por último, la empatía también puedes ser un refugio y una manera de mitigar la soledad.

La empatía, por tanto, puede ser difícil y engañosa. Ponernos en la vida de otras personas sólo es fácil en la ficción, y para evitar los engaños que puede producir, es mejor dejarse llevar por la percepción externa y contrastarla con la nuestra ya que cuanta más perspectivas y contextos tengamos, mejor.

Sin embargo, se nos exige ser empáticos. Curiosamente, casi nadie se declara No Empático incluso se usa como arma de reproche y agravio para decirle al contendiente sus imperfecciones morales, sus incumplimientos: ¡no eres empático!

La Empatía nos hace humanos. Pero, la frustración empática es inevitable y necesaria; y debemos aceptar que no se puede tener todo lo que se quiere y que el mundo te puede decir no. Malo es imponer, pero igualmente malo es complacer sin límites. Es decir, no basta con la Empatía.